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«El proceso que iniciamos de lucha implacable y sin cuartel contra el oportunismo (...) nos ha conducido por el camino de la reconstitución del Movimiento Revolucionario Brasileño, que a lo largo de medio siglo ha sido derrotado, principalmente, por la hegemonía del oportunismo reformista y del revisionismo, combinados con la acción represora y salvaje del estado burocrático-latifundista al servicio del imperialismo, que aplastó a los principales cuadros revolucionarios a lo largo de décadas de lucha».

«En este proceso (historia del Movimiento Comunista en Brasil) el punto más avanzado, iniciado con la Reconstrucción del 62, fue el alcanzado por el Partido Comunista Revolucionario (PCR) de Manuel Lisboa. Teórica, política e ideológicamente Lisboa formuló en su época la crítica más correcta al reformismo, al revisionismo y al oportunismo del Partido Comunista Brasileño (PCB), al oportunismo de izquierda de varias fracciones y al dogmatismo del Partido Comunista del Brasil (PC do B), profundizando así en la lucha contra el revisionismo y señalando el camino de la revolución brasileña, sobre todo a través de la Carta de 12 puntos a los comunistas revolucionarios, donde elabora un correcto análisis de las clases sociales y levanta la bandera de la Guerra Popular Prolongada, y en la que realiza una síntesis y una correlación de factores estratégicos y tácticos de gran vigencia en la actualidad».

«Establecer la linea que siguió el desarrollo histórico del Movimiento Comunista, desde su fundación por Marx y Engels con la publicación, en 1848, del Manifiesto Comunista, hasta hoy, recuperar su experiencia, discernir la verdad de la mentira, rechazar las difamaciones de la reacción y las falsificaciones, limpiar las páginas heroicas y gloriosas de la porquería amontonada sobre ellas por el enemigo y sus agentes renegados: trotskistas, revisionistas, oportunistas y traidores en general.

O sea, barrer lo reaccionario para absorber en su pureza la poderosa ideología proletaria, asimilar su base, su esencia y su desarrollo para emprender el proceso revolucionario. Sin la comprensión científica, exacta y profunda de todo ese proceso y su explicación objetiva no se puede pretender ser un revolucionario proletario consecuente».

«Romper las cadenas que históricamente nos han atado a falsas concepciones, romper los grilletes del reformismo, el legalismo, el electoralismo, el pacifismo, el oportunismo, el revisionismo y luchar permanentemente para mantenernos libres».

(Introducción)

«Romper cadenas para establecer y encarnar la ideología del proletariado, el Marxismo-Leninismo-Maoísmo, porque el maoísmo es una nueva, tercera y superior etapa del marxismo; establecer y poner en práctica la línea revolucionaria proletaria y retomar el camino de la Guerra Popular, reconstituir el Partido Comunista de Brasil, y hacer la revolución en nuestro país, sirviendo a la Revolución Proletaria Mundial».

(Introducción)

«Así pues, no hay argumentos que justifiquen el fracaso de la revolución en el país hasta el momento: incapacidad, pacifismo, pereza o cualquier otra deficiencia de las masas populares. La respuesta está en la vanguardia, en su proceso político-ideológico de formación y desarrollo, ya que el triunfo depende de su análisis de las condiciones objetivas y de su capacidad para desarrollar condiciones subjetivas. La respuesta está en la formación, desarrollo y carácter de clase de la vanguardia que se propone como revolucionaria. Y junto a este análisis, es preciso comprender la evolución del Movimiento Revolucionario y Comunista Internacional y las condiciones del desarrollo histórico brasileño. Sólo así encontraremos la respuesta y extraeremos las enseñanzas que señalen el camino de nuestra revolución».

(¿Porqué hasta hoy no triunfó la revolución en Brasil?)

«La Carta de 12 puntos a los comunistas revolucionarios sistematiza el análisis de clase de nuestra sociedad y la correlación entre ellas, y afirma que las principales fuerzas revolucionarias son: el proletariado como fuerza dirigente, el campesinado como su aliado principal, los estudiantes, intelectuales y algunos sectores de la burguesía media (burguesía nacional), ésta con su doble carácter (oprimida por el imperialismo y temerosa de la revolución popular). Define la revolución democrática y anti-imperialista como primera etapa de la revolución en Brasil, siendo la contradicción principal la existente entre el imperialismo norteamericano y la gran mayoría del pueblo, por lo que hay que derribar el poder de la gran burguesía y el latifundio para destruir el poder pro-imperialista en el país. El único camino posible para la revolución es la lucha armada entendida como Guerra Popular Prolongada».

(El combate del PCR al reformismo,
al revisionismo y al dogmatismo)

«En esta época toda revolución en las colonias y semicolonias contra el imperialismo, contra la burguesía y el capitalismo internacional, no pertenece a la vieja categoría de la revolución mundial burguesa o capitalista, sino a la nueva revolución mundial, a la revolución socialista proletaria mundial».

(El combate del PCR al reformismo,
al revisionismo y al dogmatismo)

«(...)Manuel Lisboa resalta en su Carta de 12 puntos: por eso el Partido de la clase obrera debe elaborar su estrategia y aplicarla donde más agudamente se refleje la contradicción principal. Desarrollar en profundidad la Alianza Obrero-Campesina mediante el desplazamiento al campo de los elementos más avanzados de la clase obrera, de los intelectuales y estudiantes con ideología proletaria, para crear las bases rurales de apoyo. El eje de la estrategia del proletariado y su Partido es desarrollar la Guerra Popular mediante la guerra de guerrillas».

(El combate del PCR al reformismo,
al revisionismo y al dogmatismo)